El ganado es un productor sorprendentemente grande de gases de efecto invernadero

Pocos platos abren más paladares que un jugoso corte de ternera. Una encuesta realizada en 2014 encontró que el bistec era la comida favorita de los estadounidenses. Desafortunadamente, al cocinar la carne de tantas vacas, los humanos también se cocinan.
El impacto de los alimentos en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI, Green House Gas Emissions) puede pasar desapercibido. En una encuesta realizada en Gran Bretaña el año pasado, la proporción de encuestados que dijeron que «producir plantas y carne en las granjas» era un «contribuyente significativo» al cambio climático fue la más baja entre las diez actividades enumeradas. Sin embargo, dos artículos publicados este año en Nature Food encuentran que los alimentos, especialmente la carne de res, crean más GEI de lo que se pensaba anteriormente. Renunciar a los filetes puede ser una de las formas más eficientes de reducir su huella de carbono.
El 34% de los GEI producidos en 2015 se atribuye a los alimentos
En 2019, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU estimó que el sistema alimentario mundial era responsable del 21-37% de las emisiones de GEI. En Marzo, investigadores de la Comisión Europea y la Oficina de Agricultura y Alimentación de la ONU publicaron un estudio con una estimación central cerca del tope de este rango. Atribuyó el 34% de los GEI producidos en 2015 a los alimentos.


Esta participación elevada se debe en parte a decisiones contables. El documento asigna el impacto total de la deforestación a la agricultura que resulta de ella; incluye las emisiones después de la venta de los alimentos (como los residuos y la cocción); y cuenta cultivos no alimentarios como el algodón. Pero incluso cuando los autores excluyeron las emisiones incorporadas de fuentes como el transporte y el embalaje, encontraron que la agricultura generaba el 24% de los GEI. Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), un grupo de investigación, los automóviles, trenes, barcos y aviones producen un total del 16%.
Alimentos de origen animal versus los de origen vegetal
Otro artículo reciente, de Xiaoming Xu de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y ocho coautores, asigna este impacto entre 171 cultivos y 16 productos animales. Encuentra que los alimentos de origen animal representan el 57% de los GEI agrícolas, frente al 29% de los alimentos de origen vegetal. La leche de vaca y de ternera sola constituía el 34%. Combinado con los resultados del estudio anterior, esto implica que el ganado produce el 12% de las emisiones de GEI.

En comparación con otras fuentes de alimentos, la carne de res es excepcionalmente intensiva en carbono. Reducir su consumo agrega otros beneficios
Debido a que el ganado emite metano y necesita grandes pasturas que a menudo se crean a través de la deforestación, producen siete veces más GEI por caloría de carne que los cerdos, y alrededor del 40% más que los camarones cultivados. Esto hace que la carne de res tenga un valor atípico más grande entre los alimentos, que el carbón entre las fuentes de electricidad: la quema de carbón genera solo un 14% más de GEI que la quema de petróleo, otro combustible común.
Estas cifras pueden subestimar los beneficios ambientales de reducir la población de ganado. El metano se disipa relativamente rápido, lo que significa que las emisiones bovinas pasadas pronto dejarán de calentar el planeta si esos animales no son reemplazados. Este cambio también podría aumentar la producción de alimentos de origen vegetal, al hacer que la tierra que ahora se usa para cultivar alimentos para animales esté disponible para otros cultivos. Se necesitan 33 calorías vegetales para producir una caloría de carne de res.
La forma más sencilla de reducir la producción de carne es que las personas coman otros animales o se vuelvan vegetarianos. Pero convencer a los carnívoros de que renuncien a sus hamburguesas es una tarea difícil. Afortunadamente, las carnes cultivadas en laboratorio se están trasladando de las placas de Petri a los restaurantes de alta gama (consulte ‘Technology Quarterly’). Es difícil imaginar prescindir de la carne de res de ganado vivo, pero lo mismo sucedía con el carbón hace 100 años. La carne cultivada podría desempeñar un papel fundamental para evitar una catástrofe climática. ■
Los papers:
“Food systems are responsible for a third of global anthropogenic GHG emissions”, by Crippa et al., 2021; “Global greenhouse gas emissions from animal-based foods are twice those of plant-based foods”, by Xu et al., 2021; Quantis; Heller et al., 2018; J. Poore, & T. Nemecek, 2018; The World Resources Institute; Pehl et al., 2017; IPCC AR5; Our World in Data.
Fuente: The Economist.
Artículo original: ‘Treating beef like coal would make a big dent in greenhouse-gas emissions‘. October 2, 2021.
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Crédito: Corinna Kern / Bloomberg.
El consumo de carne y lácteos y el cambio climático

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El grupo de expertos examinó los hábitos alimentarios de carne y productos lácteos de miles de personas en muy diferentes partes del mundo. Los hallazgos muestran que los consumidores subestiman la contribución de la producción de carne y lácteos al cambio climático. Esto los lleva a subestimar el efecto que la limitación del consumo de carne y lácteos puede tener sobre la limitación de las emisiones. El siguiente artículo lo presenta y contiene además una selección de recursos sobre el tema, que incluyen la carne cultivada en laboratorios
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Reducir el uso de combustibles fósiles es esencial para detener el cambio climático. Pero ese objetivo permanecerá fuera de alcance a menos que la agricultura global y los hábitos alimentarios también se transformen. Este es el resultado una nueva investigación de la Universidad de Minnesota y la Universidad de Oxford.
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Crédito: Mark Prince, CoffeeGeek.com, 2006, derechos liberados para Wikipedia.
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