La Agricultura en el Centro del Calendario Azteca de Horizonte

Los calendarios de horizonte fueron una parte clave de la medición del tiempo para las culturas prehispánicas en la Cuenca de México. Un nuevo estudio sugiere que los calendarios se utilizaron para gestionar el ciclo agrícola.

El monte Tlaloc, México, es el sitio arqueológico más alto de Mesoamérica. Los días 23 y 24 de Febrero, el Sol se alinea sobre él, marcando el comienzo del año azteca. 
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Ben Meissner

El 24 de Febrero de 2022, Exequiel Ezcurra y un grupo de colegas subieron a la cima del monte Tlaloc, México, el sitio arqueológico más alto de Mesoamérica. Entre 1428 y 1521, los aztecas rindieron homenaje a Tlaloc, dios de la lluvia.

Recorrer 4.120 metros sobre el nivel del mar no fue una aventura más de Ezcurra. Estaba tratando de confirmar su última hipótesis.

Contrariamente a algunos arqueoastrónomos que han estudiado el sitio durante décadas, Ezcurra cree que el monte Tlaloc fue más que un centro ceremonial para la antigua civilización. Él piensa que fue un marcador solar calendárico que les permitió administrar eficientemente los ciclos agrícolas.

Esta calzada en el monte Tlaloc podría haber sido utilizada como un marcador solar que permitiera a los aztecas saber cuándo comenzaba el año, ayudándolos a identificar su ciclo de siembra y cosecha. 
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Ben Meissner

Antes de la llegada de los españoles en 1519, la Cuenca de México albergaba a unos 3 millones de habitantes. Alimentar tantas bocas requería un conocimiento extraordinario de la tierra y el clima, dijo Ezcurra, ecologista de la Universidad de California, Riverside.

Durante la madrugada, el grupo de Ezcurra esperó pacientemente en la base de la estructura de la calzada que conduce a la cima del cerro. A las 7:20 am, el Sol salió justo en el centro del borde superior del camino, como si hubiera sido construido con esa intención exacta.

La vista fue “la cosa más mística que mis ojos jamás hayan visto”, dijo Ezcurra.

El calendario del horizonte

El cambio estacional en México difiere de gran parte de América del Norte y Europa. La primavera es seca y polvorienta, mientras que las lluvias torrenciales —causadas por la absorción de la humedad proveniente del Océano Pacífico, el Golfo de California y el Golfo de México— azotan durante el verano, fenómeno ampliamente conocido como el monzón mexicano.

La vegetación se ha adaptado a estos patrones. Varias de las semillas más comunes que se encuentran en la región, como las de frijol y teocintles (una variedad de la cual finalmente fue domesticada como maíz), tienen una capa exterior dura y necesitan varias lluvias para germinar. Ezcurra se preguntó cómo las civilizaciones antiguas dominaron con éxito la agricultura en la región sin utilizar herramientas modernas. “En ese escenario”, explicó Ezcurra, “cualquier precipitación adelantada podría haber confundido a los agricultores, lo que habría causado graves consecuencias para la cosecha”.

A través de modelos informáticos astronómicos, el investigador y su equipo comenzaron a calcular dónde se observaba el amanecer desde la perspectiva de alguien parado en el Templo Mayor, el centro absoluto de la vida religiosa antigua, que también se usaba para hacer observaciones astronómicas.

El concepto de “calendario horizonte” es ampliamente conocido entre los arqueoastrónomos; se refiere al uso del paisaje, como montañas y colinas, para marcar el amanecer y realizar un seguimiento de los cambios de estación. Fue utilizado por civilizaciones en toda América Latina, explicó Daniel Flores, Astrónomo del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que no participó en la nueva investigación.

Los resultados del equipo de Ezcurra mostraron una clara asociación entre el amanecer y los festivales y celebraciones aztecas estacionales. El árido equinoccio de primavera, cuando el Sol sale detrás del monte Tlaloc, se asociaba con el dios del agua y la lluvia; el solsticio de verano, cuando el Sol sale por detrás de las orillas del lago de Texcoco, se asociaba con la sal y el maíz; el equinoccio de invierno, cuando el Sol sale junto al volcán Iztaccíhuatl, se asoció con la fertilidad.

Pero entre todas las fechas y eventos del calendario antiguo, hubo uno que no coincidió: el 23 y 24 de Febrero, las fechas señaladas como inicio del año azteca por Rafael Tena Martínez, uno de los más destacados historiadores de México.

Ezcurra pensó que las civilizaciones anteriores debían haber usado un calendario de horizonte antes de que se construyera el Templo Mayor. El cerro del Tepeyac, donde se celebraba Tonantzin (la madre azteca de todos los dioses) y que se eleva por encima de las nubes, “era el lugar obvio para observar el amanecer”, dijo Ezcurra.

Al calcular cuándo ocurrían los antiguos amaneceres desde la cima del Tepeyac, los investigadores notaron que la salida del Sol se puede observar precisamente en la cima del monte Tlaloc entre el 23 y el 24 de Febrero, coincidiendo con lo que Tena había identificado como el año nuevo azteca.

Ezcurra y sus coautores publicaron sus resultados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América en Diciembre de 2022.

Una tecnología antigua

Esta vista de dron ofrece una mirada al complejo ceremonial en el monte Tlaloc. 
A lo lejos está el cerro Tepeyac. 
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Ben Meissner

El equipo de Ezcurra también se interesó por el desnivel de la calzada de 150 metros que conduce a la cima del cerro Tlaloc, que se desvía del centro ceremonial pero se alinea perfectamente con el Tepeyac.

Lo que el equipo observó en la madrugada del 24 de Febrero desde la base de la calzada fue que estaba alineado no solo hacia el Tepeyac, sino también hacia el Sol naciente.

Esta perfecta alineación, según Ezcurra, podría haber ayudado a los aztecas a dominar el concepto de los años bisiestos, una hazaña que aún se debate entre los arqueoastrónomos. “Llegué a esta discusión con la perspectiva de un ecologista con interés en la agricultura… un sistema de calendario que ignore los años bisiestos acumularía un error de semanas en dos o tres generaciones, lo que sería catastrófico para el comienzo de la agricultura”, dijo Ezcurra.

Historiadores europeos medievales como Motolinia argumentaron que los aztecas no tenían los complejos procedimientos matemáticos necesarios para evaluar una corrección de tiempo tan precisa. Pero Ezcurra argumenta que a través de su propia tecnología de medición, como usar el monte Tlaloc como marcador solar, los aztecas eran perfectamente capaces de mantener un calendario sofisticado, que incluía sumar o restar días para dar cuenta de los años bisiestos.

El astrónomo y arqueólogo de la Universidad de Colgate, Anthony Aveni, estuvo de acuerdo con Ezcurra en que los aztecas eran expertos en llevar la cuenta del tiempo de una manera sofisticada. De hecho, el concepto completo de un año bisiesto “no existía para [los aztecas] porque es una invención occidental”, explicó Aveni. “La gente a menudo piensa que no podría hacer nada preciso sin la tecnología… Es una visión presentista y etnocéntrica”. Para Aveni, el problema es que “nos hemos vuelto tan dependientes de [nuestra tecnología] que no nos damos cuenta de lo que se puede hacer a simple vista”.

La nueva investigación, sin embargo, ha sido criticada por otros expertos. Flores, por su parte, piensa que el estudio es una “recopilación de aportes anteriores”. (Aveni, por ejemplo, publicó conclusiones similares sobre la alineación del monte Tlaloc en 1988). Aun así, Flores cree que es crucial reconocer que “el desprecio y el no reconocimiento de los avances de la ciencia antigua son el legado de la mentalidad imperialista conquistadora.”

Para Ezcurra, el argumento central del estudio es, en efecto, una crítica a un enfoque histórico que continúa centrando las cosmovisiones europeas. En el siglo XV, “Tenochtitlán era una de las zonas más pobladas del planeta”, dijo, “lo que demuestra una capacidad agrícola monumental y un sistema de abastecimiento de alimentos extraordinario, algo que los europeos no podían ni remotamente soñar con tener”.

—Humberto Basilio ( @HumbertoBasilio ), escritor científico

Fuente: Eos

Artículo original: Basilio, H. (2023), Agriculture at the Center of the Aztec Horizon Calendar,  Eos, 104, https://doi.org/10.1029/2023EO230039. Publicado el 8 de Febrero de 2023.

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